Bailongu, escuela de baile
La noche anterior a la Mercè en Barcelona: Fiesta Mayor grande. La Avenida de la Catedral, atestada, esperaba expectante que empezara el baile.
La orquesta tocaba valses y marchas vienesas mientras en los camerinos de Bailongu todo estaba preparado. Nervios y trabajo bien hecho, con el tiempo cronometrado. Se sacaron las sillas y la plaza se convirtió en una gran pista de baile, se vació el escenario y..., "¡buenas noches Barcelona!", los altavoces resonaron con la cálida y animosa voz de Albert... El profesorado de Bailongu y los bailarines y bailarinas desde el escenario, los alumnos con camiseta roja por todas partes, y las secretarias y el resto de personal muy atento... Las mejores músicas (de la mano de Macià DJ) no pararon de sonar hasta las dos de la madrugada y las personas que rodeaban el escenario no pararon de bailar... Toda la plaza bailando y bailando, ¡con animaciones o espectáculos intercalados!: al ritmo del cha-cha-chá la plaza movida por Albert; animando la fiesta con la exhibición de rock&roll (Albert y Montse); removiendo a todos con el swingy o admirándose en el lindy más premiado en Washington (Héctor y Sonia); con la sensualidad de la bachata que contagiaron Pele y Borboleta en una sonada exhibición; con una macro rueda cubana que hizo cambiar parejas y figuras a una gente muy animada que reclamaba más y más; con la muestra de rueda cubana... Era la hora de acabar y la organización tenía que cerrar, aun así, después de un alentador merengue, la presión de todos los que bailaban hizo ampliar la sesión unos minutos con salsa muy animada. Hasta el año que bien, Barcelona!, entonces Bailongu te volverá a decir, al oído, "¿bailas, Mercè?".
septiembre 2013