Una ciudad a ritmo de Bailongu

Este fin de semana el barrio de la Sagrada Familia estaba de Fiesta Mayor. El ayuntamiento, las entidades y las tiendas se han volcado para ofrecer un montón de actividades muy diversas para conseguir que cada cual encontrara su espacio, que hubiera una actividad para todo el mundo. Que los vecinos y las vecinas del barrio, pero también los visitantes de otros barrios e incluso los turistas encontraran un barrio vivo, que late, que sale a la calle para celebrar con entusiasmo su Fiesta Mayor.

Y en una fiesta tan especial no podía faltar Bailongu. Por eso organizamos una sesión doble de baile en la calle: una el sábado por la mañana y otra el domingo.

El sábado comenzamos haciendo bailar a los más pequeños. De 11 a 12, en el escenario de Provenza-Padilla, hicimos una animación infantil de baile. Presentábamos Petits Bailongus, la nueva propuesta de casal de baile para el mes de julio. Un casal diferente, pensado para que los niños y chicos y chicas de 6 a 14 años descubran el baile y se diviertan bailando. Durante este rato, los más pequeños pudieron jugar con su cuerpo y con la música, haciendo diferentes movimientos y pasos de iniciación a la danza, de bailes caribeños, de hip hop y de funky. Después, a las 12, continuamos con una intensa sesión de bailes caribeños para toda la familia. La bachata, la samba y la salsa fueron contagiando su ritmo y haciendo que la gente se fuera animando...y tanto se animaron que acabamos haciendo una gran rueda de bachata.

El domingo, aprovechamos la hora del vermut para ofrecer uno de muy especial: un baile-vermut de Fiesta Mayor Made in Bailongu. Durante dos horas, de 12 a 2, un centenar largo de personas se reunieron en torno al escenario de Provenza-Lepanto para disfrutar de un ambiente 100% Bailongu: animaciones, bailes en el escenario, ruedas, rock, fox, salsa, vals, bachata, country... Los más lanzados bailaban sin cesar, mientras los más tímidos miraban, y otros iban cogiendo el ritmo con las animaciones de nuestros profesores y hacían sus, quizás, primeros pasos de baile.

El vermut y las tapas servidas por los amigos de Vinalium y de Cal Màrius eran la excusa perfecta para parar un rato a refrescarse y a coger energías para seguir bailando. Las camisetas de Bailongu se confundían con las cámaras de los turistas curiosos que descubrían boquiabiertos una ciudad que baila, una Barcelona abierta, divertida y con mucho ritmo. Una ciudad a ritmo de Bailongu.

Mayo 2014